Dejo dé llover, él cielo volvió a brillar, está ciudad tiene esos cambios, lluvia, truenos y él Sol, la temperatura había bajado, estaba empapado, no me había percatado dél lamentable estado qué estába, al comprobar que una pareja ya mayor me dieron un pañuelo pará secarme la cara, les di las gracias en italiano, parecer un turista en está época no era habitual y un italiano en la ciudad más dé esté país llamado España, la más Republicana y roja. Mí cabeza le daba vueltas a donde ir sin dinero, no, tengo casa, hecho de menos a Zulema, miró en el bolsillo dél pantalón, el rosario ortodoxo sigue ahí, lo observo es bonito sus piedras o cristales verdes tallado lo hacén a la luz dél día más reluciente. Camino, sin un lugar en concreto, mis pasos me hacé cruzar con personas, mayoría vestidas con ropa desaliñada, trabajadores, coches de caballos, pestilencia de orin, cada vez más cerca de la Plaza la Marina, me viene a mi memoria él bar dé mí abuelo Las Canarias, estaría allí, im...
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