Continuará . Espacio de encuentro.

Todo lo bueno y lo malo, lo ruin o maravilloso, que ocurre en el mundo, sucede alrededor nuestra, en ,nuestra ciudad, en nuestro barrio, en nuestra calle, no es necesario visitar suburbios de ciudades lejanas a la nuestra para ver la miseria, ni tampoco ver documentales en televisión, basta observar situaciones diarias a nuestro alrededor.   En la esquina de nuestro barrio, podemos encontrarnos un hombre, arrodillado con los brazos en cruz, al que han desahuciado o pide comida, según se puede leer en un cartón junto a una lata en el suelo, está lata vacía, que espera recibir algún dinero que al caer en la misma transmite el sonido de la moneda cayendo aun fondo aun vacío. Este hombre, contiene la pobreza de la humanidad, a su lado, pasan mujeres con carros de compra, carros vacíos o medio llenos de ilusiones perdidas, pensiones cortas o pendiente de la ley dé la dependencia, de la voluntad de los mercados, de la prima de riesgo, de los Rajoy dé  turnos, las derechas siempre estarán con

  Los días en el hospital, sé parecían al día anterior, hay una película creo qué es Americana , titulada EL Día dé la Marmota, cada día me levantaba a las 8 dé la mañana, mí compañero dé cuarto Alberto, sé levantaba a las 7 o 7,30 , dé ésa forma podía descansar un poco más, aún tomando pastillas para dormir, mi sueño, no hacía acto de presencia, estaba tan cansado, qué él levantarme era dé uno dificultad extrema, perdí peso de los 72 kg, qué pesaba cuando falleció mí esposa, ahora pesaba 54 kg, cualquier esfuerzo era una lucha continua de levantarme cueste lo qué cueste, mi compañero Alberto, siempre se quedaba en su cama sentado y vestido hasta que yo terminaba de ducharme, no era la primera vez qué los mareos daban con mis escuálidos huesos en el suelo, siempre le agradeceré a Alberto, hacerme compañía en esos momentos difíciles físicos y mental, sabíamos que el no tendría fuerza para levantarme, se quedaba pendiente para llamar a lo auxiliares. Una vez duchado, vestirme, salir, abr