OTRA CIUDAD/ OTRO TIEMPO 3

Enviado por Copilot:
















Una vez hecho el trato con el gitano y compradas las prendas usadas, me dirijo con ella a no sé dónde a cambiarme. El gitano me llama: “Oiga, usted, no se vaya tan ligero, señor”. Me vuelvo hacia él: “Dígame usted…”. “Hombre de Dios, ¿dónde se va a cambiar con esa facha de pirao? Le doy 25 pesetas por esas gafas de sol”. “Sí, me da 50 pesetas, son suyas”. “Ni para usted ni para mí, 40 pesetas. Hoy estoy rumboso, esta cadena me va a dar suerte, estas bolitas verdes…”. “Son cuentas de rosario”. “Lo que usted diga… A esto le voy a sacar mis buenos duros, porque es plata, ¿verdad?”. “Ya le he dicho que sí, es una cadena de rezar el rosario griego”. “Lo que usted diga, vaya a aquel portal y pregunte por ‘La Mora’”. “¿La Mora?”. “Sí, La Mora, es una puta. Donde usted está es el barrio de las putas, ¿o no se ha dado cuenta, váyase usted antes que vengan los civiles, que la mercancía que lleva es de un muerto, así que la familia me estará buscando. Usted no diga nada porque le busco…y. ”. “No se preocupe, hombre, por la cuenta que me trae”.
Me fui a la casa que me señaló, casa antigua. En el bajo hay una pequeña taberna, unos barriles sirven para poner los vasos, parroquianos bebiendo vino blanco, vino moscatel, un plato con cacahuetes, algunas mujeres mayores, desaliñadas, con pelo blanco, están tan bebidas como los hombres. Alguna cama caliente, un polvo dominguero, ella habrá hecho su trabajo con la rapidez de siempre, una peseta, podrá comer caliente y el parroquiano irá a su casa, mirará a su esposa y le dirá de malas maneras: “La comida en la mesa, mujer, que estoy reventao de tanto trabajar…”.
Subo unos escalones, toco a la puerta y me sale una señora mayor. “Señora, ¿aquí vive una mujer que se llama o le dicen ‘La Mora’?”. “Oiga usted, esta es una casa decente, ¿qué se ha creído usted?”. “Disculpe, nunca he puesto en duda la decencia de usted. Usted representa la decencia católica, no hay más que ver su porte, su elegancia, sus cuadros de santos colgados, bastantes, ¿ No? .

La señora mayor me miró con desconfianza, pero finalmente suspiró y dijo: “Espere aquí”. Cerró la puerta y escuché sus pasos alejándose. Después de unos minutos, la puerta se abrió de nuevo y apareció una mujer joven, con el cabello oscuro y ojos penetrantes. “¿Eres tú el que busca a ‘La Mora’?”, preguntó con voz firme.

Asentí, sintiendo una mezcla de curiosidad y nerviosismo. “Sí, me dijeron que viniera aquí”.

“Sígueme”, dijo sin más explicaciones. La seguí por un pasillo estrecho y oscuro hasta llegar a una habitación pequeña y mal iluminada. En el centro, había una mesa con una vela encendida y varios objetos esparcidos por la superficie: cuentas de rosario, una cruz de plata y un pequeño espejo.

“Soy ‘La Mora’”, dijo la mujer, sentándose en una silla junto a la mesa. “¿Qué quieres de mí?”.

Le expliqué rápidamente la situación, mencionando al gitano y la mercancía que llevaba. Sus ojos se entrecerraron mientras escuchaba, y cuando terminé, se quedó en silencio por un momento.

“Lo que llevas es peligroso”, dijo finalmente. “No solo por su origen, sino por lo que representa. Esa cadena de rosario griego… tiene un valor más allá del material. Es un objeto de poder, y hay quienes matarían por tenerlo”.

Me quedé helado. “¿Qué debo hacer entonces?”. Pero, sé lo he vendido por está ropa, le he contado  lo del gitano....... Cómo, puedo recuperarla, no, es dé fiar.......... Usted, tampoco, cómo....... Dice........Sí, qué le ha dicho que es plata y no es plata, vale más que la plata , las cuentas de verdes no es cristal, es .......Toma, la cadena y haga lo que yo le diga......... Pero, cómo la tiene usted y él gitano,...... dé momento le he cambiado por otra de bisutería........ Cuando lo as hecho  no te he visto , él gitano me da mala pinta, pero, bueno.......es gitano todos son iguales mala gente ( no olviden qué estamos en el año 1932 lo políticamente correcto es el año 2024 ), 

“Debes deshacerte de ella”, respondió ‘La Mora’. “Pero no puedes simplemente tirarla. Debes llevarla a un lugar sagrado y dejarla allí. Solo así podrás estar a salvo”.

Asentí, sintiendo el peso de sus palabras. “¿Dónde puedo encontrar un lugar así?”.

" Hay una iglesia antigua en las afueras de la ciudad”, dijo. “Ve allí y deja la cadena en el altar. Luego, reza por tu seguridad y vete sin mirar atrás”. .....Rezar Yo.......Sí, tú, eres católico......... Yo, no puedo soy la religión islámico , no, puedo entrar , tú sí.

Agradecí a ‘La Mora’ por su ayuda y salí de la casa, decidido a seguir sus instrucciones. Mientras caminaba hacia la iglesia, noté que mi vestimenta llamaba la atención de los transeúntes. Mi apariencia de extranjero no pasaba desapercibida, y sentía las miradas curiosas y desconfiadas de la gente. Me había cambiado de ropa, usando las prendas que le compré al gitano, lo que me daba un aire aún más peculiar.

Finalmente, llegué a la iglesia antigua. El edificio estaba en ruinas, pero el altar aún se mantenía en pie. Con cuidado, coloqué la cadena de rosario en el altar ....la volví a coger con rabia, cómo va a tener una pulsera un efecto milagro, nunca he creído en ése tipo de superchería, cómo él Santo Grial, o los huesos dé los santos que sé veneran en parroquia, iglesias , conventos,, están los huesos dé santo reposteria árabe, sé, lo recomiendo.

Mientras me alejaba, no podía dejar de pensar en las palabras de ‘La Mora’ y en el peligro que había estado cargando sin saberlo. Sabía que debía mantenerme alerta y actuar con cautela, porque mi vida dependía de ella según La Mora.

 Con la cadena de rosario en mi bolsillo, me alejé de la iglesia, sabiendo que no podía confiar en milagros, solo en mi propia cautela.”



Continuará............






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