DEPRESIÓN. SALUD MENTAL. 13

  


Nos encontramos con dos pacientes del Hospital,  quiero recordar que uno sé llama Federico, el otro, tenía un mote le llamaban El Chancla, era una persona muy peculiar, siempre iba en chanclas y una bolsa vacía color verde,

Hola Federico qué tal estás......

Bien, he pasado una mala noche ------ Lo, sé Federico, he escuchado tus porrazos en la pared sobre las 4 dé la mañana, y ahora cómo te encuentras....? ...... Mejor, he dado una vuelta, tuve qué tomarme el rescaté sobre las 5, menos mal qué acudieron los auxiliares. --------- Los escuché, está noche, he dormido poco, me tomé las pastillas para dormir y nada, pedí el rescaté sobre las 2 dé la madrugada, pude dormir hasta qué escuché los porrazos en la pared -----Lo lamento D. José Antonio, disculpame -----No tienes porqué, sí, estamos aquí es por algo --- gracias D. José Antonio, nos vemos en la cena -------Nos vemos en la cena Federico, adiós Chanclas.

Alberto: No te entiendo, pará que le dices nada, no ves qué es un mal educado ----Alberto, si está aquí es por enfermedad mental, Igual que nosotras, vamos a pasear, la heladería está abierta, a la vuelta tomamos nuestro helado ----Recuérdamelo José Antonio, sabés que mi memoria -----Lo sé. 

Esté es nuestro paseo, cada tardé, andar por el paseo marítimo, cerca del mar, oír las olas, el salitre entraba por todos los poros de mi cuerpo, hacia años que no olía a mar, el viento nos ayudaba a seguir caminando, poniendo. cada día una meta un poco más larga, cada día intentamos llegar a ésa meta, el día siguiente un poco más, así, íbamos ganando paso a paso a esa meta no imaginaria, es la que nuestro esfuerzo pueda, voluntad, temíamos, pero, nuestro estado físico no estamos en nuestro mejor momento.

Dé los dos pacientes Federico y el Chanclas, eran distintos. Federico, un pianista genial, joven, casado, con hijos, había dado conciertos con orquesta sinfónica o cómo solista, un día, una noche,  un teatro, abarrotado dé público, nuestro Federico, no pudo tocar, la ansiedad sé convirtió en su peor enemigo, aquí está en el Hospital intentado salir cómo todos dé está maraña de rompe cabeza qué sé ha instalado en la nuestra, que hacé qué vivir cada día, sea una prisión, mirando un muro dé ladrillos, hay ,un ladrillo,  qué tocándolo, abre esté laberinto, esta muralla qué nos ahoga, piensas día tras día, algún día darás con ése ladrillos qué sirve para abrir el muro y derribar cómo un dominó qué tienes sus piezas dé pié, en formación cómo un ejército sin arma, esté ejército perfectamente alineados en fila de uno, un leve toque con la mano, ése ejército de piezas, cayendo sus piezas una a una arrastrando al dé atras hasta la última pieza. 

Esta es nuestra búsqueda mental, todos los días y todas la noche, algún día daremos con ése ladrillos trampa qué está instalado en nuestra mente, es un muro construido con las emociones, que hemos ido almacenando durante décadas, las hemos hecho  prisioneras,  dé ,no, poder decir lo qué sientes, tienes qué coger el manual dé las buenas costumbres pará los demás, pará, tí , no. té estás llenando dé compartimentos estancos , no, estás viviendo, estás viviendo la vida dé los demás, quieres que tú esposa, tus hijas, estén bien, qué no le rocé ni una rama, construye un armazón que té haga sentir que eres una fortaleza inexpugnable, para proteger a tú familia, dé los embates que la vida té pone de frente y que a veces vienen dé familiares, qué nunca té esperás, situaciones tóxicas qué cada vez hacén más daño  , aún, hoy en día,  no han entendido él significado dé amar a la familia, no hacer daño intencionado a su propia familia, igual es qué siempre han sido así y nosotros no hemos sabido decir BASTA.


Él chancla, era un hombre dé unos 45 años, con poco pelo, no sé le entendía bien cuando hablaba, no , permitía qué nadie lo tocará, le veia en el hospital, ayudando a los auxiliares, siempre que lo veía lo saludaba, el no respondía agachaba la cabeza y a seguir con su retahíla de palabras que no podías entender.

Bueno . Alberto, llegamos a la heladería, cansados pero llegamos -------Si, estaba cansado, dé qué té vas a tomar hoy él cucurucho....? ----- Igual que siempre Alberto, dé vainilla -----No cambiás, yo, pediré turrón...... Té espero fuera, la heladería estaba situada a pocos metros del Hospital, tenía 3 mesas pequeñas plegables, sillas metálicas también plegables, pintadas con colores vivos, unos parasoles, nos sentábamos, mirando al mar es la mejor vista que íbamos a tener antes de cenar, cenar otra noche pasar por ése túnel corto qué conduce a una cocina, otro desaliento es el camino.


Continuará...........





Entradas populares de este blog

SUPERVIVENCIA .

COMPOSITOR JOAQUIN GONZALEZ PALOMARES

LA MADUREZ SIGUE CAMINANDO HASTA.........