A veces él tiempo nos echa una mano, estamos a mediados de Septiembre, los chaparrones ( lluvia) , aparecen en el cielo de está ciudad, los camareros salieron a recoger las mesas, algunos clientes aprovecharon para no pagar, la lluvia acompañada dé un fuerte viento dé levante, hizo qué los empleados recogieran el toldo de la terraza, aproveche en ése momento para hacerle señas a Zulema....... Zulema, vete para la puerta trasera....... Giuseppe, que ocurre....... házme caso, miró a D. José, estába hablando con uno dé su amigo del teatro, creo que era uno que fue a la reunión dél Sindicato de Actores.
Ya en la puerta comenté a Zulema hay que salir de aquí, he visto pasar al gitano.......Y qué hago con Manolo....... tú, sabrás, sí, nos coge el gitano tú qué creés........Salga usted primero...... Antes, me despidire de D. José, nos vemos en calle Santa María a la mediación de la calle.......No se vaya..... Nos vemos....D. José, nos vemos en otra ocasión...... Bien Giuseppe le esperamos en casa, ha pagado usted......Nooo, hemos tomado nada...... Claro, lleva usted razón Giuseppe.
Pude salir con otros clientes, la lluvia arreciaba, los charcos en está calle tan estrecha ( Santa María), me fui cobijando en los portales, con el bastón puede hacerme paso entre la gente, me cogen dél brazo oigo : Giuseppe ven por aquí....es Zulema. Estamos en la plaza del Obispo, cerca de la catedral, coche dé caballos protegidos con grandes lonas, los cocheros metidos en uno de los soportales. Zulema me advierte qué ha visto al gitano, me llevá escalera arriba de la catedral...... Pero donde vas...... Usted sigame esté no entra en la iglesia.
Dentro de la Iglesia Catedral, estábamos a salvo del gitano y dé la lluvia, hay misa así qué a respetar los actos religiosos, observo a Zulema, qué está empapada de agua, tenemos que ir algún sitio que podamos buscar algo pará secarnos, nos dirigimos sigilosamente por la iglesia, parte lateral derecha hay varias imágenes de Santos, hacemos la señal de la cruz, intentamos pasar desapercibidos, la oscuridad de la iglesia, las velas encendidas el silencio, sólo escuchamos la voz del sacerdote, vemos una puerta grande está medio abierta, entramos no vemos a nadie, poca, luz él sonido de la lluvia se hacé sentir en las cristaleras, él viento sé hacé sentir por las rendijas dé las vidrieras, la madera cruje, seguimos caminando por el halo de luz que atraviesa las rendijas dé las diferentes ventanas
Salimos , por fin ha una Plaza con árboles dé naranjos, charcos, olor a tierra mojada, huele a azahar, es un olor único, fragancia penetrante, hay mujeres, niños, hombres, tapado con sus paraguas, sé cobijan entre los muros dé la catedral, la mañana sé había oscurecido él cielo ennegrecido dé nubes, fuertes relámpagos, lluvia intensa, un día para estar en casa y mirar por los cristales, la lluvia vista a través del cristal, son cortinas dé agua haciendo zurcos en el cristal, hilos de agua qué dibujan en el cristal dibujos abstracto, me gusta ver llover, siento cómo sé libera mis pensamientos, cada gota dé lluvia es libre cae dónde cae no tiene marcado un lugar un destino, un pensamiento, es libre en su caida.
No veo a Zulema, vuelvo sobre mis pasos miro con impaciencia en el interior de la iglesia, no, la veo, los feligreses más feligresas , la misa continúa, respetuosamente les pido perdón, no, está Zulema, dónde estará está mujer, es impredecible, siempre sale dé toda la situaciones. No es dé fiar él gitano.
Continuará......