ÉL NIÑO : NO DESEADO




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Este artículo va dirigido principalmente a aquellos que no fueron hijos deseados. Pueden ser queridos en el transcurso de su vida, aguantados o realmente queridos. “Cosas veredes, amigo Sancho”. Recuerdo que en el año 1954 llegaron a España componentes de la División Azul, encarcelados en Rusia por otro dictador genocida, Stalin. Este ejército patriótico llegó a tener unos 47,000 hombres en la ofensiva alemana en Rusia. En Barcelona desembarcaron aproximadamente unas 250 personas, fueron recibidos como héroes. No obstante, mientras buscaban a sus familias, no sabían ni ellos de su familia, ni su familia de ellos. Mis padres comentaban:


“Después de lo mal que lo han pasado, ha ido a su casa y se encuentra con que su mujer se había vuelto a casar, creyéndolo muerto”. No sé a quién se refería, pero seguro que era alguien conocido. Esta conversación la volví a escuchar con más edad, unos 10 años, no en mi familia, sino en la Academia donde estudiaba para ingresar en el Instituto (Bachillerato).


Cuando caminas solo, aunque vayas acompañado, los sentidos se desarrollan con más intuición. Con los años, se va acentuando, sabiendo escuchar. Es la mejor forma de conocer a los demás. Equivocado muchas veces, aprender y seguir la escuela de la vida.


Si uno nace en la década de los 50, 60 o incluso los 70, la sociedad de aquella época no era la más receptiva para una pareja que estaba saliendo de novios. Con tanto prohibir, tanto valor se daba a la virginidad por parte de la Iglesia, la sociedad, la familia, el puritanismo rancio, la política de la sumisión, obediencia ciega a los principios católicos del movimiento fascista de esta dictadura marca España. Un manual de la buena esposa, escrito por la fundadora y dirigente de la Sección Femenina de Falange durante la guerra civil y la dictadura, Pilar Primo de Rivera.


Con estos mimbres se fue construyendo una sociedad de posguerra, aniquilación física y mental de aquellos que no pensaran como el movimiento fascista. Como decía Unamuno, “Venceréis pero no convenceréis”. Zafia, hipócrita, negra, como los fusilamientos de Goya. Vivir de puerta para fuera, el control que ejercían las propias mujeres de su entorno sobre todo saber algo que fuera un secreto escandaloso, le pasaban a las demás, a ellas. Le pondré un ejemplo:


Se casaba una pareja, contaban los días o meses “¿Qué la cigüeña para cuándo?”. No les importaba por la felicidad de su embarazo, les importaba si iba embarazada… cuando se casó… ¿sale las cuentas? La noticia que esperaban, sí, era así. El embarazo daría que hablar en las tertulias parroquiales. Los padres de la novia bajaban la cabeza “Su hija había mancillado el honor de la familia”. Los padres del novio, felices como una perdiz si la nuera era de posibles, su vida podía cambiar para bien emparentado con la familia X. “Bien hecho hijo, has dado un braguetazo”.


Si la nuera era de familia humilde como ellos, “a buscarte la vida”. Hay que pensar con la cabeza, no con… me entiendes. Sin trabajo, primera novia te ha cogido al vuelo, ¿es tuyo de verdad o es de otro y quiere endosártelo? “Eres tonto. A la puta calle. Eres tan hombre para dejar preñada a la primera que encuentras, tienes la responsabilidad de casarte con ella”.


Aquí no vengas ni a dar los buenos días. (Creen que exagero, me quedo corto. Se podía dar la paradoja de que a su padre le pasó igual, la vida vuelve al punto de partida). Empieza otro partido diferentes parejas, los mismos problemas. 


Si es varón o hembra, primer hijo no deseado, ya saben cómo se gestó nuestro embarazo. Un beso por aquí, un mete y saca, edades con los reproductores a pleno rendimiento. El embarazo, por mucho que te tapes hija… “He engordado… no, hija no… estás embarazada”. Aquí empieza el primer acto de no querer lo engendrado. Intentos de que el embarazo no siga, desde saltar a la comba o saltar de la escalera unos cuantos escalones al suelo. No dio resultado, el niño o niña iba creciendo, con cariño: no, con sobresaltos .


Era un problema para la pareja, cortaba sus proyectos de vida, maniataba a la pareja abocada a un casamiento “obligatorio”. Si se querían, era más llevadero el trago. Si no, tenías que aguantar al muchacho de marras. Después no lo sé… como tantas parejas que conocemos en esta época que piden el divorcio. Esta opción en aquellos tiempos no era una salida para desgracia de los hijos. Tener democracia es la honestidad de cara al ciudadano, nadie te impone, eres tú, tienes la responsabilidad de tenerlo o no.


Mis padres, afortunadamente, se querían, una buena razón para formar una familia. Les pregunto, ¿creen que el hijo mayor entraba dentro de la familia? Por el libro de familia, sí. Legalmente, bautizado, cariño lo tendrá con el tiempo, partes de la primera posición. La situación pedía un cambio de ciudad, donde no fuera la comidilla de beaturras, esas almas caritativas que, sin tener vida propia, se alimentaban de su mala baba. Algunas habían sido prostitutas antes de la guerra, después de la guerra, habían encontrado el perdón de Dios en forma de cura, comunión diaria, confesión de alcoba. No había problemas de embarazo , estaban en la edad de retiro pascual.


Como en el dibujo que encabeza este artículo, así te sentías solo. Tenías madre, tenías padre, recuerdos de abrazos, gestos de cariño. ¿Era culpable de nacer? No. Estas situaciones familiares iban moldeando el carácter. En aquel momento no tenía la capacidad de razonar. Con los años vas recomponiendo el puzle, llega un momento que el puzle está casi hecho, hay algunas piezas que no encajan, encajarán más tarde. Cuando la edad de tu madre le permite abrirse y encontrarse de frente con ese hijo no deseado, vas conociendo motivos, situaciones, el arrepentimiento de momentos determinados. 

Queda en esa reflexión conjunta de madre e hijo, un reconocimiento de que la vida debió ser de otra manera más generosa. Al final de esta etapa, con la muerte en puertas, sabes que te han querido de otra manera. Tu llegada a este mundo no fue celebrada, no importa. Importa que mi madre asumiera que era otro más de la familia. Sé que me quiere, no con la intensidad que quiere a mis hermanos. A mí me pasa igual, la quiero, pero no con la intensidad que quiero a mi padre. Le agradecí a mi madre la franqueza de esa conversación que quedó y quedará en nuestra memoria. Esta conversación es mía, el interesado no atañe a nadie más, madre e hijo.


La vida ofrece momentos de hablar de aquello que quedó enquistado. No hay mejor sentimiento que expresarlos. La paz llega por fin a tus dudas, preguntas, emociones. Siempre le daré las gracias a mi madre. Tuvo la confianza de hablar de situaciones familiares que normalmente no se hablan en familia. Manual de la familia feliz, nos queremos a nuestra forma, nos respetamos a nuestra forma. El cariño y la gratitud siempre se las daré gracias a ella y a mi padre. He vivido y seguiré caminando con mi cesta de la compra.


La sensación de estar solo no cambia cuando nacen tu hermana, tu hermano. Te vas dando cuenta de que se les trata de otra forma, diferente, más familiar y cariñosa. Mi hermana, buscada, “la deseada”, chica a babor. Mi hermano, buscado, un niño juguetón, sonriente, cariñoso.


Uno intenta seguir su camino, cada vez te vas aislando más, no porque quieras, me tocó ser el mayor, un niño que no entraba en sus proyectos iniciales de vida. Arrastraba esa cesta de la compra, tan habitual en aquel tiempo ver otros niños o niñas ir a las tiendas cercanas, sin dinero, letra a 30 días.


A mi madre le daba vergüenza, ¿quién iba? El mayor. El tendero nos conocía, sabía que éramos gente de orden aunque viniéramos de Málaga (teníamos mala prensa, ciudadanos huyendo de la masacre fascista La Desbandá. Igual conocen este genocidio, hay libros con documentos que acreditan esta barbarie. En la actualidad hay ciudadanos que piensan que son bulos de los sociatas, dicen lo mismo del Holocausto Judío). Hay que estar atentos a los bulos que circulan por las redes. 


Deseo que no se repita la historia. Este país llamado España, de mecha corta .


Feliz semana moderadamente felices. 



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