LA DEPRESIÓN -HOSPITAL SALUD MENTAL/.14

 









Los días, semanas, meses en el hospital, sé hacia cada vez más difícil dé aguantar, a pesar dé las diferentes programas qué tenía dé entretenimiento, todos los lunes a primera hora dé la mañana, después de desayunar, había la programación de cada semana, un papel impreso que indicaba los diferentes modalidades, desde ir un día por la tarde a las 4 dé la tarde al cine, ir a montar a caballo ( diríamos ir a unos 70 kms a subirse aún caballo, pasear siempre con la ayuda de la monitora), no, me gustaba ir, dé hecho no fui en el tiempo que estuve ingresado, hacer 2 horas de viaje en una furgoneta y dos dé vuelta, no era una excursión para mi escuálida figura, sentado en un caballo escuálido, seriamos Don Quijote y Rocinante, en él siglo XXI.

Él gimnasio era otra opción, fui, no sé cuánto días, era monótono, unos monitores qué pensaban qué esté grupo dé pirados estábamos para competir, pero, pasábamos el rato, la hora que estábamos en el gimnasio, nos ayudamos unos a otros a levantarse dé las posturas gimnásticas que no mandaba, te quitaba unas horas del Hospital, cuando volvíamos a nuestra residencia, a la ducha y a comer, bueno comer es un eufemismos. 

Yo, salia quedarme en las charlas qué todos los dias hasta él viernes, estás charlas, dé artesanía, escritura, leíamos unos escritos dé un sicólogo Jorge Bucay,  repartir a los diferentes pacientes, leíamos y después conversamos las impresiones que habíamos sacado dé está lectura, ella era una mujer expresiva, contagiosa con su alegría, hubiera sido una buena misionera, me da igual la religión, ella es contagiosamente católica, apostólica, era la pastora dé Heidi, siempre pastoreando a sus pacientes, con amor, alegría y respetando a aquello qué no somos creyentes dé Dios, somos oyentes, dé todo aquello venga de dónde venga, qué postulé , libertad, fraternidad, somos oyentes y cómplices de todo aquello qué traiga, libertad, fraternidad e igualdad.

Está mujer, supo respetar esté planteamiento, la filosofía griega siempre fue mí punto dé reflexión, dé ella aprendí, sigo aprendiendo a respetar todo aquello qué aún siendo me ajeno, merece nuestra atención, nuestro respeto, ver está mujer, su entregas, dedicación, cercanía, dé darte un abrazo en momentos difíciles mentalmente, ésa proximidad suya me daba él sosiego qué necesitaba, siempre le agradeceré su atención, su saber escuchar, su energías para hablar dé su religión, dé Jesucristo.

Sí , había una actuación dé la vida en toda su extensión, el factor humano, el sentirte comprendido, ves qué una persona está llorando desconsoladamente echada contra la pared, té acercas , lo abrazas, estás unos minutos con el o ella, está persona sé agarraba a la otra persona, eran los abrazos más sentidos, sabíamos que ésos minutos son momentos de conocer al ser humano que todos llevamos dentro, qué somos capaces de poder ayudar a otra persona, la próxima puede ser tú, piénsalo bien, la depresión acecha en cualquier momento, hay que estar atentos, sí, hay indicios, consulta con un profesional, lo antes posible. No quiero terminar esté capitulo sin decir, yo, llamó al Hospital de Salud Mental, él hospital de los abrazos, prueba abrazar a una persona que  conozca que este enferma , no hacé falta que esté grave, lo harías.....? Dime cómo te de sientes.


Continuará.............


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