UN DOMINGO. UNA MISA Y UNOS BULTITOS QUE BOSTEZAN















Amanece un nuevo día hoy es Domingo, para mí un día más del calendario, hacé década, en esté país, la misa era obligatoria, ir a misa de 12, era la preferida, terminaba en 1 hora aproximadamente, depende del cura, sermón largo o sermón corto, de niño con unos 10 años iba a misa , ir a misa puntuaba en la nota dé religión y él cura estaba muy pendiente de aquellos qué éramos su alumnos, no, tenía mucha conciencia del espectáculo religioso que estaba viviendo, el cura habla de dar a los pobres, repartir las riquezas entré lo más necesitados, perdonar y seréis perdonado , respetar a los padres, obedecerles en cada momento y sí nos da una torta pues algo habrás hecho para que tú padre té dé un señor guantazo ( en mi caso los guantazos no eran cómo te imaginás, lo daba mí madre con la zapatilla en él culo, ése día, té sentaba en la a silla de lado, de forma que la parte qué había recibido el chancletazo quedase fuera del asiento). 

Observaba desde mi asiento que compañeros habían ido y algunas compañeras, íbamos vestido dé Domingo, la mejor ropa qué tenías, una chaqueta dé la comunión, recuerdo qué cuando la hice iba dé almirante, tenis unos galones en las hombreras, camisa blanca, pantalón blanco y zapatos blanco, no, recuerdo sí llevaba gorra de plato, iba hecho un pincel, eso me decían cuando me llevaban  cómo un mono de feria a casa dé amigos de mis padres, le daba una estampa dé recordatorio de ése día transcendental ( Según él cura) , té daban dinero, lo metías en una bolsa y así hasta él mediodía, mis padres cogían él dinero y así podían sacar dé la casa dé empeño la sortija o medalla dé oro, qué sé dejaba en depósito a cambio dé una cantidad. 

Estas casas dé Empeño sé llamaba Monte dé Piedad, menuda piedad, comerciaban con la pobreza de aquella época, sigamos con la comunión y la misa, lo de Monte dé Piedad entraré más a fondo en otro capitulo.

Él día dé comunión, era, un niño dé ida y vuelta, me mandaban a la fila, tú aquí no, tú con los dé tú edad qué eres el más alto,  el cura un tipo que no me caía muy bien, la sotana, tenía mancha dé todas clases, olia qué no sé podía estar cerca dé el ( hay que tener en cuenta que era dé comunion diaria no dé lavarse diariamente). A mí me gustaba ponerme con las niñas y sí eran mayores dé edad qué yo , mejor, siempre, he tenido buena relación con él sexo femenino, la veía diferente, sobretodo me fijaba en el pecho tenían dos bultos uno a cada lado del pecho, siempre que sé acercaban a nosotros ponían los codos por delante ( más mayor me encontré está situación) , era una asignatura a descubrir, nos dirigimos las dos filas chicas y chicos a la iglesia, pasábamos por él centro dé la Iglesia y mirábamos dónde estaban nuestros padres, algunos pensábamos haber sí no dejan aquí y como Dios sé ha fijado en nosotros, nos mandan al Seminario ( era unos situación frecuenté de mandar a los seminarios a los mayores porque era la única forma qué pudieran estudiar, comer , tener unos estudios para el día de mañana   lo más importante una boca menos qué alimentar. Miramos, afortunadamente vi a mis padres, mis compañeros/ras, también vieron a los suyos.

Nos sentamos , niños lado izquierdo , niñas lado derecho, no tengo recuerdo dé lo qué él cura dijo, ni, los evangelio, ni dé rezar por nuestro familiares fallecidos qué están en el cielo, qué están estupendamente, con Dios, ángeles, santos, santas, no sé cómo sé lo montarán allí arriba falta dé luz no será, estrella hay, caerse no sé caerán, cómo sé sostiene, habrá animales, mis abuelos sé estarán descojonando viéndome vestidos de Almirante, sí, no, había hecho la mili, sí, vas a recibir él cuerpo dé cristo en una ostia, cómo vas vestido para la guerra, otros compañeros iban dé marinero, no, entiendo, sí, Dios es Amor, cariño hacia él prójimo porque voy vestido, así, en fin,  no estaba yo muy pendiente de la Misa, me fijaba más en mis compañeras al estar dé pié los bultito del pechos había crecido estaban fijos mirando al altar, será, un milagro, esos bultitos tienen vida cuando van a la iglesia,  no dejaba de mirar sobre todo a una de ellas no recuerdo su nombre era la que parece  mayor, morena , nariz aguileña, ojos marrones, él pelo le caía sobré los hombros con tirabuzones ,dé todas era la más fea, pero, sus bultitos eran más grande que las demás, uno dé los curas sé acerco a dónde estamos y me pillo, estaba mirando tan fijamente los bultitos ,qué no vi que él estaba detras de mi me cogió dé la oreja y me dijo " vente conmigo a confesar que está es la casa del señor y tú vas a recibir su cuerpos ahora mismo Jesús está llorando por tú comportamiento libidinoso". Muy amablemente me saco del asiento sin soltar mí oreja y yo sin parar de mirar los bultitos estaban cada vez más grandes y las niñas riéndose.

Continuará........



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